La habilidad del artista para evocar emociones es insuperable. Sus obras pueden inspirar alegría y esperanza, o sumergirnos en la introspección y la contemplación profunda. Es como si las emociones y las experiencias humanas estuvieran cuidadosamente tejidas en cada línea, en cada trazo, creando una conexión directa entre el observador y la obra.
Pero más allá de su destreza técnica, es la autenticidad y la pasión que impregnan cada creación lo que verdaderamente eleva este artista. Cada obra es un testimonio de un compromiso inquebrantable con la expresión artística y un recordatorio de que el arte es una forma de comunicación universal que trasciende barreras lingüísticas y culturales.
En un mundo donde a menudo nos vemos abrumados por la prisa y las preocupaciones cotidianas, este artista nos brinda un regalo invaluable: la oportunidad de detenernos, reflexionar y conectarnos con lo sublime. A través de su arte, podemos encontrar consuelo, inspiración y una renovada apreciación por la belleza que nos rodea.
En un mundo donde la creatividad se despliega en las más variadas formas, hay individuos que destacan de manera excepcional al seguir un camino poco convencional: el de ser artistas autodidactas. Estas almas valientes y apasionadas desafían las normas preestablecidas y se sumergen en el vasto océano del arte con determinación y curiosidad insaciable, este es el caso de Tarik Rahouya.
La historia de un artista autodidacta es como un lienzo en blanco que se llena con trazos de perseverancia y descubrimiento personal. Sin la guía formal de instituciones educativas, estos individuos se embarcan en un viaje singular de exploración artística. Su enfoque no es dictado por reglas rígidas, sino más bien por la intuición, el ensayo y error, y el deseo intrínseco de mejorar constantemente.
- Exposición 1 Mes en Paseo de la Castellana 190 - 2023
- Exposición Nueva York - Oct 2023
- Exposición virtual (Spatial) - Sept 2023
- Exposición individual permanente Bruselas (Polbruno) 2023 - hasta la fecha.
En la espesura del cosmos, incandescente,
la danza eterna de la materia ardiente,
estrellas dan a la noche su luz latente,
universo vibrante, siempre emergente.
En el fragor de la forja celeste,
nacen mundos de fuego, sin pretexto,
la vida germina en ese ancho lecho,
donde lo etéreo se vuelve concreto.
En el fulgor de la noche reverente,
el tiempo y el espacio, en un presente,
se funden en un baile persistente,
de átomos y sueños, siempre creciente.
Materia incandescente, en su raudal,
guarda secretos de un origen ancestral,
en su esencia palpita un eco inmortal,
la historia del cosmos, en su espiral.
En la trama de estrellas centelleante,
late la esencia del ser, vibrante,
somos polvo de ese fuego errante,
en la danza eterna, siempre amante.
En el frío abrazo del espacio eterno,
brilla el manto de Plutón, oscuro y tierno,
un velo de misterios que oculta su faz,
un mundo distante, un sueño fugaz.
Entre sombras y hielo, en danza sin fin,
sus lunas danzan al ritmo sutil,
en el manto de Plutón, un baile sin par,
cosmos y secretos en su soledad.
En su atmósfera tenue, en su calma sin par,
se esconden historias de un lejano hogar,
donde el tiempo transcurre en pausa sin fin,
en el manto de Plutón, un eterno confín.
Bajo estrellas distantes, en la noche sin luz,
reposa Plutón, en su trono de cruz,
y en el manto de Plutón, un susurro de paz,
un rincón del cosmos donde el tiempo no es capaz.
Así en el vasto universo, en la inmensidad,
brilla el manto de Plutón, en su singularidad,
un poema cósmico, un verso sin fin,
en el manto de Plutón, el infinito latín.
En el jardín de sueños, allí planté
un círculo sagrado, tierra y flor entrelazados,
donde el sol y la luna se dan la mano,
y en susurros, secretos son revelados.
En la danza de hojas, el viento es eco,
del círculo sagrado, testigo y abrigo,
donde la vida es un eterno juego,
y el amor es el más puro y antiguo trigo.
En el centro, un árbol de raíces hondas,
guardián del círculo sagrado, alto y fuerte,
sus ramas son sendas de almas respondonas,
y su sombra es un manto que acaricia la suerte.
En este edén, el tiempo se hace eterno,
en el círculo sagrado, la esencia del ser,
donde el alma halla su más dulce invierno,
y el corazón late al ritmo del deber.
En el círculo sagrado, la vida es danza,
un eco de eternidad en cada paso,
bajo el manto de estrellas, la esperanza,
en este universo, somos uno en el abrazo.
En la quietud de la mañana serena,
bajo el cielo que el alba tiñe de grana,
despierta el mundo, su magia se ordena,
y en el cristal baila la luz temprana.
La ventana, testigo de mil historias,
captura el susurro del viento y el río,
en sus cristales se pintan memorias,
del alma del mundo, un sutil rocío.
En sus marcos de madera tallada,
se asoma el jardín, un vergel en calma,
y en sus esquinas, la esencia enlazada,
de sueños que surcan la vida y su palma.
Desde su esquina, el sol lanza un guiño,
acariciando la piel de la estancia,
la ventana, un portal hacia lo divino,
que invita a soñar con plena bonanza.
Así, en su silueta, la vida transcurre,
un lienzo en blanco, una puerta al misterio,
la ventana, cual musa, el alma concurre,
y en su marco, hallamos un mundo sincero.
En la vastedad del tiempo, sin desmayo,
mi corazón emprende su andar sereno,
como un ave errante, sin dueño,
en busca del anhelo, buscando un sueño.
Con pasos firmes, sin temor ni desaliento,
me adentro en senderos desconocidos,
enfrento los miedos, los desafíos,
pues sé que en cada paso, hay un encuentro.
Busco en los destellos de la aurora,
la luz que guíe mis pasos inciertos,
y en cada instante, en cada mirada,
se acerca el sueño que tanto he buscado.
Persistiré con fe en mi destino,
y en cada alborada, renuevo mi empeño,
hasta encontrar aquel anhelo divino, que aguarda paciente, buscando un sueño.
En la bruma del tiempo, un eco de coraje,
Resuena en el viento, noble y sin ultraje,
Es el homenaje, de un alma sin traje,
Que en su paso deja, un eterno viaje.
En cada mirada, en cada paisaje,
El homenaje es luz, es limpio linaje,
Es la esencia pura, que el alma embriaga,
Es la voz del alma, que el corazón traje.
En el silente bosque, donde el alma se embosca,
El homenaje canta, como dulce melodía,
Es un río de amor, que fluye y se desposa,
Con la tierra que abraza, con pura simetría.
En el cálido abrazo de la noche en su ultraje,
En el amanecer, en la danza del oleaje,
El homenaje es eco, es pincel y es traje,
Es el alma que canta, en eterno coraje.
En cada paso, en cada nuevo bagaje,
La vida se viste de amor, sin coraje,
Es el alma que danza, en su eterno ajuar,
Es el eterno eco del homenaje, en su altar.
En la espiral del tiempo danzamos,
universo en giros nos abraza,
estrellas en sus órbitas trazamos,
el cosmos entero, nuestra casa.
En giros cósmicos, danzar queremos,
la espiral nos lleva, no hay regreso,
constelaciones como versos tememos,
en el vasto cielo, somos un exceso.
La espiral nos guía, sin final aparente,
caminamos entre luces y misterio,
en cada vuelta, un secreto latente,
un cosmos de sueños, tan necesario.
Bajo el manto estrellado, somos uno,
en la espiral del tiempo, siempre eternos,
unidos en este baile oportuno,
en cada giro, somos más modernos.
En los pliegues del tiempo, sutil y sin calma,
se entreteje el misterio, la vida se embalsama,
enhebrando destinos, en cada curva, en cada palma,
se forja con susurros, el tejido del alma.
Hilos de esperanza, la tristeza desarma,
en la urdimbre del amor, la soledad se derrama,
cada risa, cada lágrima, cada pena que en el alma se enrama,
son hilos que entrelazan, el tejido del alma.
En los días grises y en la aurora que se encarna,
en la risueña primavera y en la fría bruma del invierna,
se teje con suspiros, con caricias y con lana,
el relato infinito, el tejido del alma.
En los encuentros fugaces y en la ausencia que reclama,
en la danza de los sueños y en la realidad que embalsama,
cada experiencia, cada emoción, cada llama,
son la trama eterna, el tejido del alma.
Así, en cada latido, en cada risa, en cada drama,
se entreteje la esencia, la esencia que nos ama,
en el tapiz del tiempo, en la eternidad que nos reclama,
se entrelaza la vida, el tejido del alma.
En la noche del alma, el silencio es rey,
Estrellas susurrantes en danza van,
Secretos del universo a mí revelan,
En el abrazo oscuro, encuentro mi afán.
El alma desnuda, en sombras se enreda,
Susurra al viento sus penas y calmas,
En la noche del alma, el tiempo se queda,
Y el corazón late al ritmo de las almas.
En esta danza de sombras y estrellas,
Donde los sueños toman forma y color,
La noche del alma, con magia destella,
Y en su manto oscuro, encuentro mi amor.
En la quietud profunda, el alma navega,
Entre susurros de estrellas, encuentra su calma,
En la noche del alma, la vida se entrega,
Y en la oscuridad, halla su más pura grama.
En el bosque, la sutileza se despierta,
entre la danza de luces y sombras,
las hojas susurran melodías secretas,
y los sentidos se llenan de sobras.
Los árboles, testigos de su belleza,
con ramas extendidas como nobles brazos,
acogen la sutileza con delicadeza,
en cada hoja, un verso que traza pasos.
El bosque suspira con suavidad,
mientras la sutileza se hace presente,
como un susurro que acaricia la realidad.
En cada rincón, un instante reverente,
donde el silencio abraza la eternidad,
y la sutileza del bosque se hace arte elocuente.
En la vastedad del tiempo, sin desmayo,
mi corazón emprende su andar sereno,
como un ave errante, sin dueño,
en busca del anhelo, buscando un sueño.
Con pasos firmes, sin temor ni desaliento,
me adentro en senderos desconocidos,
enfrento los miedos, los desafíos,
pues sé que en cada paso, hay un encuentro.
Busco en los destellos de la aurora,
la luz que guíe mis pasos inciertos,
y en cada instante, en cada mirada,
se acerca el sueño que tanto he buscado.
Persistiré con fe en mi destino,
y en cada alborada, renuevo mi empeño,
hasta encontrar aquel anhelo divino, que aguarda paciente, buscando un sueño.
En los abismos de la noche estrellada,
vislumbro en sueños las visiones del más allá.
Un viaje en el tiempo hacia tierras olvidadas,
donde los secretos se desvelan sin cesar.
Susurros del pasado susurran en mi oído,
misterios ancestrales que aguardan ser contados.
En mi mente, sus imágenes se han fundido,
y en versos, sus relatos han sido plasmados.
Atravieso el umbral de lo desconocido,
con el corazón latiendo en un vaivén.
En el éter, los destellos son mi abrigo,
y las visiones del más allá, mi sostén.
Entre luces y sombras, danzan las almas,
entrelazando historias que el tiempo ha borrado.
En mis versos, sus voces encuentran calma,
y en mis sueños, sus sueños son renovados.
En la caverna del tiempo perdido,
donde los suspiros se hacen eco,
se ocultan recuerdos en susurros,
en un rincón secreto, tan añejo.
Las sombras danzan en sus paredes,
memorias entrelazadas en misterio,
un laberinto de momentos pasados,
un refugio en el que anida el sentimiento.
En la caverna del tiempo y sus pasajes,
se entrelazan destinos con hilos finos,
un viaje a través de las edades,
donde el ayer y el hoy son vecinos.
Oh, la caverna del tiempo nos revela,
la fragilidad del presente que vivimos,
un tesoro de experiencias y quimeras,
en sus profundidades, eternos latidos.
Así, en la caverna del tiempo encontramos,
la esencia de lo que somos, latente,
un fluir constante de momentos que amamos,
un legado de instantes, preciado y persistente.
En la entrada al cielo, el sol dibuja su lienzo,
Pintando colores que el alma abraza con anhelo,
Un horizonte dorado, un abrazo del universo,
Donde el amor y la luz danzan en sublime verso.
El lienzo del crepúsculo tiñe el cielo de pasión,
Matices que se entrelazan con delicadeza y canción,
La entrada al cielo se viste de sereno misterio,
Y el alma encuentra paz en este rincón sincero.
En la entrada al cielo, el tiempo pierde su esencia,
Todo se vuelve etéreo, la vida cobra nueva presencia,
Cada estrella en el lienzo cuenta historias de antaño,
Y el suspiro del viento es un cálido abrazo en el paño.
En el lienzo del tiempo, el arte florece,
Un mundo de colores y emociones,
Mas tras la belleza, a veces se ofrece,
La privación de libertad en sus pasiones.
Cautivas las almas en su propia red,
Las cadenas invisibles de la creación,
El arte fluye, pero también hay sed,
De escapar de esta dual prisión.
Pero en cada trazo, un grito de verdad,
La lucha por romper esas ataduras,
El artista desafía la oscuridad,
Buscando liberar sus propias figuras.
Así el arte y privación de libertad danzan,
Un baile eterno de expresión y lucha,
En cada obra, el alma se avanza,
Hacia un horizonte donde el ser se escucha.
En lienzos de aurora, la pintura se despliega,
Hilos de Dios entrelazados con maestría,
Colores que en el alma una danza consiguen,
Obra divina que al mundo su luz envía.
Los trazos son versos que el artista compone,
Pinceladas de vida, sueños y pasión,
Cada matiz un suspiro que el corazón entone,
Pintura e hilos de Dios, sublime creación.
En cada rincón del lienzo resplandece el misterio,
La paleta del Creador con amor se desliza,
La naturaleza cobra vida en su relicario,
Pintura e hilos de Dios, obra que eterniza.
Desde el amanecer hasta el ocaso dorado,
La belleza se despliega en cada pincelada,
Los colores danzan, en armonía entrelazados,
Pintura e hilos de Dios, historia plasmada.
Así en cada cuadro, en cada rima y tono,
La divina esencia se refleja con destreza,
Pintura e hilos de Dios, en un abrazo eterno,
La obra del universo cobra vida y belleza.
En el lienzo del destino, pintado de incertidumbre,
caminamos con pasos firmes, hacia el horizonte oscuro,
cada paso es un verso, en un poema que perdura,
tejiendo sueños y esperanzas, en la trama más pura.
Las sombras bailan en la noche, en un vals misterioso,
la luna vierte su plata sobre un mundo silencioso,
caminamos bajo su luz, con anhelos en la mirada,
enfrentando lo desconocido, sin temor a la jornada.
El futuro es un lienzo en blanco, donde el destino se oculta,
cada elección es un trazo, en una historia que se construye,
las dudas son pinceladas, que dan matices a nuestro ser,
pintando de incertidumbre, lo que anhelamos conocer.
Mas en el lienzo de la vida, pintado de incertidumbre y color,
encontramos la belleza en cada cambio y labor,
cada día es una obra única, que con valentía enfrentamos,
dejando en cada paso un pedazo de lo que somos.
Así marchamos en este viaje, sin conocer el final,
pintando de incertidumbre nuestra historia personal,
con corazón en mano y sueños como guía,
caminamos con pasión, en esta vida que nos desafía.
En el rincón donde los sueños bailan libres,
Surge un mundo tejido por la mente audaz,
Imaginación sin límites, en vuelo asombroso,
Donde lo imposible cobra vida, veraz.
En los lienzos del alma, colores se entrelazan,
Pinceladas de quimeras toman forma y voz,
Montañas de invencibles desafíos se abrazan,
Y el cielo es lienzo en el que el sol esboza su arco.
No hay fronteras ni cadenas en este reino íntimo,
Solo la vastedad de la mente que no conoce ataduras,
Se despliegan alas de esperanza en vuelo infinito,
Y las estrellas danzan en noches de aventuras.
Imaginación sin límites, tesoro invaluable,
Forja realidades nuevas en el crisol del pensamiento,
Crea mundos, destinos, de manera inquebrantable,
Oh, poderoso motor de todo nuestro conocimiento.
En el núcleo del arte, luz etérea danza,
Expresión sin fronteras, alma que avanza,
Pinceladas de sueños en lienzo suspendido,
Donde el mundo y el corazón quedan fundidos.
Colores que susurran secretos profundos,
Melodías que en el aire tejen sus rundos,
Esculturas que capturan el tiempo en su vuelo,
El núcleo del arte es un universo de anhelo.
Palabras que pintan versos en el lienzo del aire,
Bailarines que cuentan historias con su mirada,
El núcleo del arte, misterio que nos inspira,
Reflejo de la vida, en cada forma admirada.
Así el arte revela su esencia interior,
En cada trazo, cada nota, cada actor,
El núcleo del arte, latido de emoción,
Cautivando al mundo con su eterna canción.
En el lienzo cósmico danzante,
Donde el universo teje su arte,
Brilla el misterio en el firmamento,
Movimiento atómico, eterno lamento.
Átomos danzan en silencio vibrante,
Tejiendo historias con la luz radiante,
Ecos de energía en un ballet cósmico,
Movimiento atómico, danza enérgico.
En lo invisible, en lo diminuto,
El mundo oculta su encanto absoluto,
Cada partícula, un verso poético,
Movimiento atómico, ritmo frenético.
En el corazón de la creación entrelazado,
Secretos guardados, en lo micro revelado,
Cosmos en constante juego caótico,
Movimiento atómico, lo divino y lo empírico.
Así el universo teje su historia,
En la danza de átomos en euforia,
Cimientos de la realidad en lo microscópico,
Movimiento atómico, lo sublime y lo cósmico.
En el rincón callado de mi ser,
Comienza el viaje de la introspección,
Un sendero que nadie más puede ver,
Donde se encuentra la verdad en reflexión.
Entre los susurros del alma en silencio,
Exploro recuerdos en la penumbra,
Caminando despacio, sin miedo ni apresuramiento,
Descubro en cada paso la esencia que alumbra.
Las estrellas en mi mente brillan con preguntas,
En este viaje íntimo de autodescubrimiento,
Hallando respuestas en las sombras profundas,
Tejiendo un tapiz de sabiduría en movimiento.
Oh, viaje de la introspección, camino interior,
Donde los secretos guardados encuentran voz,
Encontraré en tu abrazo el anhelo y el fulgor,
Y descubriré en mi ser un universo veloz.
Que este viaje de la introspección me guíe,
Por los laberintos internos de mi ser,
Cada paso que tome, un tesoro hallaré,
En el silencio hallaré lo que anhelo conocer.
En el horizonte lejano y sereno,
surge el nacimiento del sol radiante,
pintando el cielo con tonos de fuego,
un espectáculo que es siempre fascinante.
Sus rayos dorados rompen la noche,
desperezando las sombras con cariño,
la oscuridad huye, la vida se broche,
y el mundo despierta con su abrazo divino.
El nacimiento del sol trae esperanza,
un renuevo diario de sueños y luz,
las aves entonan su canto en bonanza,
y la naturaleza despierta con cruz.
Oh, astro brillante, símbolo eterno,
tu ascenso anuncia un nuevo comienzo,
en cada amanecer hay un misterio,
nacimiento del sol, sublime y extenso.
En la espiral astral danzan luces de éter,
Un cosmos infinito, misterio y poder,
Las estrellas titilan en danza sideral,
Tejiendo sueños cósmicos en su danza celestial.
En la espiral astral, secretos se desvelan,
Historias de galaxias donde los destinos destellan,
Los planetas giran en danza armoniosa,
Mientras el universo canta su melodía silenciosa.
En la espiral astral, el tiempo es un suspiro,
Pasado, presente, futuro se entrelazan en giro,
Los astros pintan cuadros en la bóveda celeste,
Y el alma se eleva en un vuelo celestialeste.
En la espiral astral, somos polvo de estrellas,
Tejidos en el tejido del cosmos, sin huellas,
Soñadores cósmicos, buscamos nuestra verdad,
Mientras la espiral nos lleva hacia la eternidad.
En la espiral astral, encuentro mi reflejo,
Un viaje interior en el universo complejo,
En cada rincón del espacio encuentro mi hogar,
En la espiral astral, siempre voy a regresar.
En los rincones secretos de mi mente,
Los pensamientos danzan como hojas al viento,
Un río de ideas que fluye inclemente,
Tejiendo sueños con un dulce aliento.
Unos brillan intensos como estrellas,
Otros son susurros en la penumbra,
Unos son cadenas, como finas hechiceras,
Otros alas que el alma deslumbra.
Pensamientos inquietos, revolotean libres,
Explorando el vasto universo interior,
Entre sombras y luces, donde el alma vibre,
Buscando la esencia de lo verdadero y superior.
Así en el laberinto de mi ser profundo,
Los pensamientos son versos en la sinfonía,
Que componen la canción de este mundo,
Y dan voz al alma en su eterna poesía.
En la orilla del tiempo, un suspiro se alza,
Dos almas en la danza del destino se enlazan,
Como mariposas que anhelan el ocaso,
Se encuentran en el éxtasis, en un dulce abrazo.
El beso, suave melodía en la brisa,
Cautiva corazones, en pasión se desliza,
Labios que se entrelazan con dulzura y ardor,
Pintando un cuadro eterno de amor y fulgor.
Un instante suspendido en el rincón del viento,
El mundo se desvanece, es solo el sentimiento,
Dos cuerpos que convergen en un tierno roce,
El beso sella promesas, un lazo que no se descompone.
En la memoria del tiempo, el beso perdura,
Esencia de un instante que la vida asegura,
Palabras pueden marchitar, pero el beso es eterno,
Una llama que persiste en cada rincón interno.
Así, en el tejido de la historia que escribimos,
El beso es el pincel que en los corazones vivimos,
Un recuerdo imborrable de amor y pasión,
La chispa que enciende la llama de la conexión.
En la quietud del tiempo y el saber,
Resplandece la luz del sabio anciano,
Sus ojos reflejan el universo entero,
Con sabiduría que trasciende el piano.
Con barba blanca como nieve invernal,
El sabio observa las estrellas danzar,
Sus pensamientos vuelan, libres como aves,
Descifrando los misterios del vasto mar.
Las palabras que brotan de sus labios,
Son joyas de conocimiento y verdad,
Como un río que fluye sereno y sabio,
Guiando a los perdidos con bondad.
En cada arruga de su frente sabia,
Se guarda la historia de antiguos soles,
Testigo de eras, de risas y llantos,
El sabio es faro en los caminos más roles.
Así el sabio con su mente iluminada,
Nos enseña a ver más allá del velo,
Guía nuestros pasos con mano amiga,
Y nos muestra el camino hacia el cielo.
En la rueda de la vida, girando sin cesar,
Un ciclo eterno de sueños, sin fin ni lugar,
Desde la aurora del tiempo hasta el último suspirar,
Destinos entrelazados, en danza universal.
La rueda gira y gira, tejiendo hilos invisibles,
Nacimientos y despedidas, momentos imposibles,
En cada vuelta un anhelo, una historia que se cuela,
La rueda de la vida, en su danza, nos desvela.
Altibajos y risas, tristezas y amores,
La rueda nunca se detiene, siempre sigue sus rumores,
Aprendemos a soltar, a aferrarnos a lo eterno,
En la rueda de la vida, encontramos nuestro invierno.
Mas en su vuelo constante, hallamos renovación,
La rueda nos enseña que todo es transformación,
Abrazamos el presente mientras giramos sin cesar,
En la rueda de la vida, nuestro ser florecerá.
Así gira, gira y gira, sin pausa ni medida,
La rueda de la vida, historia compartida,
En cada vuelta descubrimos nuestra esencia,
En la rueda de la vida, hallamos nuestra presencia.
En los inicios de la vida, tierna aurora,
Un mundo por explorar, sin fin ni hora,
Un lienzo en blanco ante ojos curiosos,
Donde el tiempo y los sueños son hermosos.
Como brotes que asoman en primavera,
Los inicios de la vida son quimeras,
Un ballet de esperanzas y promesas,
Donde el alma se llena de sutilezas.
Los inicios de la vida son destellos,
Un camino que trazamos con anhelos,
Con cada paso, el horizonte crece,
Y el corazón en valentía engrandece.
En los inicios de la vida palpita,
La esencia misma que el universo imita,
Un regalo en cada latido sentido,
Donde el amor y la vida van unidos.
Así, en los inicios de la vida hallamos,
La magia que en cada ser celebramos,
Un poema eterno de luz y maravilla,
Donde el alma sus alas desenvuelve y brilla.
En los recuerdos de guerra, un eco queda,
Batallas de acero y valor, en la mente danzan,
Un cielo en llamas, un horizonte en que el sol se apaga,
Héroes y sacrificios en cada paso que el alma avanza.
Crueldad y coraje entrelazados en la historia,
Campos de dolor donde se forjó nuestra gloria,
Entre las sombras de la noche y el rugir del cañón,
La esperanza brillaba en medio de la oscuridad, como un faro en acción.
Los corazones latían al compás de la incertidumbre,
Mientras las lágrimas regaban una tierra en descombre,
Pero en medio del desastre, surgía un lazo indestructible,
La unión de almas valientes que al dolor hicieron invulnerable.
Aunque el tiempo avance y las heridas intenten borrar,
Los recuerdos de guerra persisten, nunca se van a alejar,
Son lecciones del pasado, un llamado a la reflexión,
Para que la paz prevalezca y no se repita la destrucción.
En la mirada al pasado encuentro anhelos,
Un camino de recuerdos, un antiguo anhelo,
Velo de tiempo que cubre momentos queridos,
Nostalgia tejida en susurros compartidos.
Entre susurros de un tiempo ya desplegado,
Velo de melancolía en mis pensamientos bordado,
Caminos recorridos, huellas en la arena del ayer,
En la mirada al pasado, encuentro el renacer.
Velo de promesas y sueños que una vez brillaron,
A través de la mirada al pasado se desvelaron,
Instantes que quedaron impresos en el corazón,
Como estrellas en el cielo de la noche en canción.
Así miro atrás con gratitud y sin desespero,
Velo la historia escrita, como un tesoro sincero,
En la mirada al pasado encuentro mi fortaleza,
Un lazo con lo vivido que en mi alma prevalece.
En danza eterna, gira el mundo audaz,
La tierra en movimiento, su danzar sin final.
Bajo el manto azul, estrellas en compás,
Testigos del baile, del tiempo y su caudal.
Montañas y valles, en rítmico vaivén,
Acarician los vientos, en su etéreo quehacer.
La vida florece, en este vasto edén,
Donde el amor y el tiempo se entrelazan sin temer.
Los océanos cantan, en su líquido cantar,
Siguiendo la partitura del cosmos sin cesar.
En el eco del viento, se oye el susurrar,
De historias ancestrales que el viento viene a contar.
Así sigue la danza, en celestial sinfonía,
La tierra en movimiento, en su eterna armonía.
Bajo el manto estelar, en mágica poesía,
El universo entero celebra cada día.
En el escenario de la vida en acción,
Se teje el drama de la interacción,
Causa y efecto en eterna reacción,
Bailan juntas en este juego, sin distorsión.
Cada paso que damos es una acción,
Desencadenando un fluir con pasión,
Pero en este cosmos de correspondencia,
La ley fundamental es la reacción.
Como las olas que besan la orilla con pasión,
O como el viento que acaricia sin intención,
Todo en este universo busca su contraparte,
En el ballet eterno de acción y reacción.
En cada latido del corazón en fracción,
Y en la danza de las estrellas en su canción,
Se refleja el equilibrio de la existencia,
En la danza sagrada de acción y reacción.
Así bailamos en este gran torbellino,
Siendo actores y espectadores en el camino,
Entendiendo que en cada gesto y emoción,
Reside la esencia de la acción y reacción.
En la llanura del pensamiento, un sueño alado,
Surge el toro abstracto, misterio esculpido,
Sus astas de ideas se alzan, intrincado legado,
En el lienzo de la mente, arte compartido.
Su embestida trasciende dimensiones conocidas,
Galopa entre versos, en campos de abstracción,
Creador de realidades nuevas y atrevidas,
Desafía la lógica, despierta la imaginación.
Laberinto de conceptos, labra su sendero,
Labra su estampa en la esencia del ser,
El toro abstracto, símbolo verdadero,
De cómo el intelecto puede florecer.
Sus brincos traspasan barreras de lo cotidiano,
Y en su danza intangible, el alma se expande,
El toro abstracto, divino y humano,
Nos invita a explorar, a soñar sin límites ni bandas.
Mándenos un whats app dentro de nuestro horario laboral, y le contestaremos en tiempo récord.
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